OROITZA – Iniciativa Social Por Una Convivencia Con Memoria

 

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Somos un grupo de ciudadanas y ciudadanos que queremos trabajar para superar las consecuencias que ha causado la violencia específica generada en Euskal Herria. Y lo hacemos desde la defensa de los Derechos Humanos y los principios democráticos, el respeto a la pluralidad de la sociedad, la radical deslegitimación de la violencia y la solidaridad con las personas que más la sufrieron.

La protagonista principal de esta violencia ha sido ETA que ha dejado más de 800 víctimas mortales —el 95% de ellas acabado el franquismo—, que atacó la convivencia social y distorsionó la vida democrática de este país, contando con la complicidad de un sector de la sociedad que fue corresponsable. ETA no fue el único grupo terrorista, también hubo otros terrorismos como los del GAL, el Batallón Vasco Español…, que con el pretexto de responder a ETA causaron al menos 65 muertos. Así como, actuaciones ilegítimas de las fuerzas de seguridad del Estado, absolutamente repudiables, que en algunos casos han terminado con vidas humanas.

La superación de las consecuencias de décadas de violencia la queremos abordarla en dos ejes:

La potenciación de una memoria justa y veraz de cuanto ha ocurrido, en la que prevalezcan el triunfo de los principios democráticos y de los derechos fundamentales del ser humano y el fracaso de los planteamientos totalitarios. Esta memoria tiene que ser absolutamente deslegitimadora de la violencia,reparadora con quienes la sufrieron directa e injustamente,y pedagógica para una sociedad necesitada de referentes positivos para superar este periodo histórico.

El trabajo por la reconstrucción de una convivencia quebrada por la propia violencia y por la justificación que un sector de la sociedad hizo del asesinato y de la amenaza a seres humanos. Para ello, es fundamental:

  • Realizar un proceso de revisión crítica del pasado y de asunción de responsabilidades sobre lo ocurrido, tanto a título individual como colectivo. Corresponde hacerlo especialmente, aunque no sólo, a la izquierda abertzale que justificó el uso de la violencia.
  • Reconocer el pluralismo de la sociedad y ensalzar su valor. De esta manera, se debería asumir que la convivencia en conflicto es algo normal en una sociedad plural y libre.
  • Cambiar las actitudes frentistas por otras que favorezcan el abandono de las particulares trincheras creadas en nuestra sociedad.
  • Reconocer y mostrar solidaridad a las víctimas porque sufrieron la violencia injustamente. Ellas constituyen la primera razón que la deslegitima.
  • Defender un trato humanitario —con especial atención a su acercamiento— y la posibilidad de reinserción de las personas presas de ETA, reconociendo la pluralidad de causas que han originado sus encarcelamientos.

Existen ejemplos magníficos de cómo afrontar colectivamente un futuro en paz: la entereza de quienes más han sufrido, encuentros entre víctimas de diferente signo (Iniciativa Glencree), la Vía Nanclares, víctimas educadoras, los encuentros restaurativos entre victimarios y víctimas, el arrepentimiento sincero, la petición voluntaria de perdón o la reinserción necesaria.

El terrorismo de ETA o de otros grupos y las actuaciones ilegitimas de las fuerzas de seguridad del Estado, solo sirvieron para causar dolor y una grave degeneración ética no solo de sus autores, sino también de quienes apoyaron, directa o indirectamente, esos actos. Trabajaremos para que nada quede en el olvido, para demostrar que fue una violencia absolutamente injustificable, para que el relato de lo ocurrido en estos años sea justo con quienes han sufrido y para que este horror se convierta en una clase magistral de la ética del respeto, de la tolerancia y de la solidaridad.

 

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