Grandes carnívoros y biodiversidad a la carta en Euskadi

Este artículo de colaboración ha sido elaborado por:

Jorge Echegaray y Andrés Illana 

Lobo
Lobo (foto de xindilo en Flickr)

La conservación de la biodiversidad es una responsabilidad ineludible y una de las metas de la Estrategia Vasca de Desarrollo Sostenible. Euskadi tiene la responsabilidad ética y legal en su marco territorial de promover la restauración ambiental y la protección de la biodiversidad (Ley 16/1994, Ley 3/1998, Directivas comunitarias, etc.).
A nivel internacional, el objetivo de la Iniciativa para la Conservación de los Carnívoros en Europa (LCIE) es tener un mayor número y presencia de estos mamíferos ocupando cada vez áreas de distribución más amplias, donde estos depredadores puedan subsistir de presas naturales y donde haya una coexistencia mediante políticas de gestión racionales. Para ello, en los planes de gestión es necesario valorar conceptos como el de metapoblaciones y la dimensión socioeconómica real de los conflictos. La protección de los depredadores en determinados espacios es una de las estrategias clave en esa conservación. Los trabajos internacionales sostienen que la conservación de los carnívoros requiere un triángulo de consideraciones: motivación, legislación y conocimiento. Los grandes carnívoros son más que meros números, con intrincadas relaciones sociales, especialmente evidentes y determinantes en el caso de animales sociales, como el lobo. La extracción de ejemplares mediante la caza deportiva y los controles de población –eufemismos de exterminio- genera efectos en la estructura de población y demografía escasamente conocidos, merecedoras de una consideración especial, sin ahondar en las consideraciones éticas de la caza deportiva en general y de los grandes carnívoros en particular. La persecución humana sobre los grandes carnívoros les afecta no sólo a ellos, sino también a su papel regulador en los ecosistemas, lo que debe ser considerado en un modelo de gestión, si lo que se pretende en asegurar la conservación a largo plazo.
Mientras en algunos países europeos se estudia su reintroducción como herramienta de restauración de ecosistemas, y en Norteamérica ya se valora positivamente su efecto, en Euskadi, donde el lobo es la única especie de gran carnívoro (no tenemos linces ni osos), es vilipendiado y erradicado. Matar lobos altera su estructura social: tamaño de grupo, supervivencia, comportamiento. En un mundo con reconocida pérdida de biodiversidad, se clama por la necesidad de conservar especies “altamente interactivas”, con el lobo como emblema, en virtud de su papel ecológico. Todos los trabajos científicos modernos van encaminados a demostrar el papel y la relevancia sin par que los grandes depredadores tienen para la supervivencia a largo plazo de la biodiversidad de los ecosistemas que ocupan. En aras de conservar esta biodiversidad se debe prestar especial atención al reestablecimiento de las comunidades de grandes depredadores allá donde han sido exterminados y donde existan hábitats viables. Si ya contamos con el lobo en Euskadi como especie presente es porque nuestro medio natural lo permite. Distinta parece ser la capacidad de acogida de algunos sectores sociales y el compromiso ambiental de las administraciones vascas, cuya línea argumental orbita entorno a controlar los lobos y eliminar a un molesto vecino, creando una situación recurrente en el tiempo. En los marcos de gestión actual nos atrevemos a intentar recomponer mediante acciones de manejo, situaciones ecológicas “deterioradas” (no olvidemos que por la intervención humana), sobre funciones desconocidas, y cuyos efectos son ignorados e imprevisibles. La única medida de manejo racional y aceptable es limitar o regular aquellas intervenciones humanas cuyos efectos son conocidos o hayan sido previamente evaluados.

El lobo genera biodiversidad pero es erradicado

Loba muerta Carranza, Vizcaya
Loba muerta en Carranza, Vizcaya (Deia)

El lobo también forma parte de esa biodiversidad aunque sus beneficios ecológicos son sistemáticamente ignorados por las administraciones vascas, creando escenarios supuestos de conflictos de intereses, en los que la ganadería es la única actividad generadora de biodiversidad en la Red Natura 2000 y el lobo afecta negativamente a estas zonas protegidas por Europa, siendo, paradójicamente, una especie de Interés Comunitario. Basta con leerse el plan de gestión del lobo en Álava, aprobado recientemente, que más que un plan de gestión, es un alegato al exterminio de sus poblaciones, que recoge todo tipo de argucias para sugerir que el lobo pone en peligro la ganadería extensiva y por lo tanto peligra la biodiversidad en la Red Natura 2000. Cuando analizamos esta cuestión podemos observar que sólo el 11,5% de la superficie alavesa de interés comunitario son hábitats supuestamente relacionados con la actividad ganadera. Es más, se sugiere, que la presencia del lobo va a suponer, de facto, la desaparición de la ganadería extensiva y la de las aves rapaces carroñeras presentes en las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), pero sin aportar datos científicos ni referencias bibliográficas. Nosotros no conocemos ningún lugar del mundo donde la aparición del lobo haya supuesto la desaparición de la ganadería, y pese a ser un argumento recurrente, nadie, ni los sindicatos agrarios vascos, ni las empresas que trabajan con el lobo, ni ninguna administración vasca nos ha proporcionado ninguna referencia en ese sentido. Todos los argumentos expresados en el Plan de gestión suponen la creación de un supuesto “conflicto de intereses de conservación”, lo cual es esgrimido para amparar prácticas de control de lobos. Así, desde 2008 opera una patrulla de control de lobos integrada por 4 personas, financiada con dinero público y que supone un desembolso de al menos 208.000 euros bianualmente, mucho más dinero que el presupuesto total para los planes de recuperación de algunas especies amenazadas.

500 adultos reproductores en toda la Península

El lobo es una Especie de Interés Comunitaria en toda la Unión Europea, y un taxón catalogado como Casi Amenazado en España, según el Atlas y Libro Rojo de Mamíferos. Cuenta con un estatus poblacional similar a la amenazada y estrictamente protegida águila imperial ibérica, pero su conservación está en entredicho por la elevada mortalidad no natural inducida por el ser humano y la fragmentación de su gestión, según dicho Atlas. Al menos 500 adultos reproductores en 254 manadas existen en toda la Península Ibérica según estimas publicadas en 2005, lo cual constituye un indicador de su precariedad poblacional. Se desconoce a ciencia cierta el número real de lobos por la dificultad intrínseca que presenta censar una especie tan evasiva y por la falta de estimas razonables sobre el tamaño de cada manada, parámetro que ha sido sobrestimado en España para esgrimir una expansión no suficientemente acreditada y analizada.

Loba parida con 6 cachorros muerta en Álava
Loba parida con 6 cachorros muerta en Álava

Euskadi constituye el límite de su área de distribución nororiental desde hace tres décadas, lo cual limita parcialmente los movimientos dispersivos de la especie hacia Pirineos. Su presencia como reproductor en esta comunidad autónoma está sometida a elevadas fluctuaciones poblacionales y carece de continuidad espacio-temporal debido a la elevada persecución humana. Así, el lobo es sistemáticamente despreciado, siendo objeto de tratamiento diferencial de gestión incluso dentro de sus fronteras. El estatus poblacional del lobo en Euskadi lo haría figurar en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas. No es así porque sus poblaciones se consideran “saludables” fuera de Euskadi. Curiosamente todos estos argumentos no se utilizan para otras especies amenazadas en Euskadi. Así por ejemplo se da el caso que el lobo con 3-4 grupos reproductores (compartidos con Burgos), no está en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas, pero especies como por ejemplo el buitre leonado con más de 800 parejas si está. En síntesis, con “el lobo parece que todo vale” porque es una especie problemática para el sector primario, altamente subvencionado y protegido por las administraciones por intereses estratégicos.

¿La conflictividad es real?

Los ataques a la ganadería son un problema y no se trata de minimizar sus efectos, pero hay que reflejarlos en su justa medida. El primer estudio no invasivo sobre el lobo realizado en la Península Ibérica por un equipo de especialistas basado en el análisis genético de excrementos en Euskadi, ha demostrado que existe una elevada presencia de excrementos de perros en zonas con alta incidencia de ataques al ganado doméstico achacados a lobos. Además, reveló que los perros consumen habitualmente ganado doméstico, por lo que convendría plantearse si el elevado volumen de daños atribuido a los lobos es acertado. Algunos trabajos incluso sugieren que en torno al 10% de algunas reclamaciones de daños en Asturias y Zamora pueden ser fraudulentas.
Debido a esta presencia de perros en el monte (incontrolados, asilvestrados y mastines), convendría plantearse si el volumen de daños atribuido a los lobos en el área de estudio es real. Con independencia de la presencia o ausencia de lobos, los daños a la ganadería también pueden ser ocasionados por perros errantes, asilvestrados o aquellos que incluso custodian explotaciones ganaderas. Es sobradamente conocido que los daños están estrechamente relacionados con el manejo ganadero y no con la abundancia de depredadores. Estas afirmaciones, realizadas por organizaciones conservacionistas vascas, habían sido cuestionadas e incluso ridiculizadas por ciertos sectores, pero recientemente se han visto avaladas por la propia Diputación Foral de Álava, la cual ha aprobado legislación para el control de perros incontrolados, dando la razón por primera vez a la hipótesis de que haya perros responsables de daños a la ganadería.
En Álava, territorio vasco que concentra la mayor parte del área de distribución estable con lobos, se indemniza a los ganaderos por las pérdidas sufridas y se premia también la tenencia de perros mastines. Pero el cobro de las ayudas públicas compensatorias no está supeditado a ganaderos profesionales cuya dedicación y modo de vida dependa del sector y que adopten medidas de prevención evaluadas convenientemente por la administración.
Resulta increíble el sensacionalismo con el que se trata la conflictividad por daños en los medios de comunicación vascos. Escandalizados por ello, hemos analizado con indicadores la conflictividad durante el período 2000-2007 en Álava a partir de las estadísticas oficiales, algo que debiera haber sido contemplado en el plan de gestión aprobado recientemente, pero que lamentablemente, los gestores y políticos no han querido efectuar. Hemos comprobado como en las zonas loberas alavesas la incidencia sobre la cabaña ganadera alavesa es del 0,44% y el número medio de explotaciones ganaderas afectadas por el lobo es de treinta y nueve, el 2,7% de las explotaciones existentes. El promedio anual de ataques por ganadero es de dos y el de reses afectadas (muertas, heridas y desaparecidas) por ganadero fue de seis cabezas. El porcentaje de impacto económico lobuno con respecto a la renta agraria alavesa es del 0,035%.
Estos análisis reflejan la trascendencia de los daños a la ganadería, aunque los sindicatos agroganaderos señalan la imposibilidad de coexistir entre lobos y ganadería extensiva, algo que parece poco racional e incoherente en el s. XXI. Esto es aún más indignante cuando se trata de un sector fuertemente subvencionado con dinero público a través de ayudas agroambientales. Estas llevan como condición implícita un compromiso con la conservación del medio ambiente, que ha de incluir al lobo, al ser una especie clave en el funcionamiento natural de los ecosistemas. Debemos recordar que el sector agroganadero recibe 7600 millones de euros en forma de la PAC en España y que estas ayudas raramente son evaluadas por la administración, lo cual resulta un fraude, ya que no garantiza los compromisos de respeto ambiental asumidos a priori.

Escudo de Bizkaia
Escudo histórico de Bizkaia, en el que aparecen dos lobos

En Bizkaia, los lobos han sido desterrados, incluso como símbolos de su escudo, y son vilipendiados por una administración retrógrada e insensible que no vela por los intereses de la mayoría de la ciudadanía, a la cual no se le ha preguntado si quiere el exterminio de una especie de la fauna silvestre. Como ejemplo, a comienzos del año 2010 se produjeron ocho ataques en el valle de Carranza, con un balance de 25 ovejas muertas y 19 heridas. De esos ataques, sólo se pudo acreditar que tres habían sido de lobo (37,5%), otros tres de perros y los dos casos restantes fueron calificados por los técnicos como indeterminados. Hay más de 90.000 cabezas de ganado ovino en Bizkaia y apenas 3 lobos. A pesar de ello, la medida de la Diputación Foral fue poner en marcha un dispositivo de guardería cuyo único fin era el de abatir lobos. Esta medida desproporcionada (tres ataques al ganado, afectando a menos del 0,03% de la cabaña ganadera ovina) supuso el abatimiento de una loba en plena época de veda y de reproducción para la especie. La muerte de esta loba fue reflejada en portadas de la prensa vizcaína como un alivio con titulares sensacionalistas tales como “abatida la loba asesina de ovejas”, cuando el 63% de los ataques al ganado son falsos o los ocasionan perros. Paradójicamente, algunos miembros de la guardería, que vela por la biodiversidad, cazadores y ganaderos, se alían para exterminar al único regulador natural de ungulados silvestres presentes en Bizkaia y Euskadi.
A nuestro juicio, las políticas de gestión de pagos por daños y subsidios deben sustituirse por ayudas ambientales vinculadas a la presencia de los grandes carnívoros en las zonas de producción siempre y cuando se adopten métodos de prevención y se acredite convenientemente su uso. La administración debe velar porque esto sea así. Además, las políticas de exterminio no son eficientes y sostenibles a largo plazo, incluso desde un punto de vista económico. Existen trabajos que evalúan la eficacia de los esfuerzos de administraciones para mejorar a largo plazo la viabilidad de la industria ovina mediante la reducción de pérdidas por depredación a través de campañas masivas de exterminio de depredadores, y también si estas prácticas influyen en las variaciones en el censo ganadero de EE.UU en territorios que habían sido recolonizados por depredadores y donde no. Paradójicamente, los costes de producción y los precios de mercado son los que explican las fluctuaciones en el número de ovejas y no el control de depredadores, lo que implicaba que estas masacres de grandes carnívoros había sido ineficiente o que factores distintos a la depredación eran los responsables del declive de la ganadería ovina en ambas regiones.

Biodiversidad y derechos como consumidores

En Euskadi, los sindicatos ganaderos que dicen ser los garantes de la conservación del medio natural y de la biodiversidad, exigen a las administraciones y por ende a toda la sociedad vasca, que para salvar sus intereses económicos, eliminemos al lobo de esa biodiversidad. Nos preguntamos que entienden estos sectores por biodiversidad, seguramente no lo mismo que la definición que podemos encontrar, por ejemplo, en Wikipedia que textualmente cita que es un término que según el Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica, hace referencia a la amplia variedad de seres vivos sobre la Tierra y los patrones naturales que la conforman, resultado de miles de millones de años de evolución según procesos naturales y también de la influencia creciente de las actividades del ser humano. La biodiversidad comprende igualmente la variedad de ecosistemas y las diferencias genéticas dentro de cada especie que permiten la combinación de múltiples formas de vida, y cuyas mutuas interacciones y con el resto del entorno fundamentan el sustento de la vida sobre el planeta.
En Euskadi las administraciones y los sindicatos agrarios pretenden imponer una biodiversidad a la carta, protegiendo y poniendo como banderas de la buena gestión medioambiental a ciertas especies no problemáticas, mientras se exterminan a otras que causan problemas.
En cualquier caso, es exigible que si estas son las políticas que se van a seguir desarrollando en Euskadi, se informe mediante un correcto etiquetado a los potenciales consumidores de los productos procedentes de la ganadería extensiva vasca. En este sentido habría que informar que entre los procesos de elaboración se encuentra el exterminio del lobo como especie en Euskadi. De esta forma, serán los propios consumidores los que puedan elegir, productos de otras zonas donde se compatibilice las actividades ganaderas y la conservación efectiva de lobos.
Por todo ello, solicitamos, en primer lugar la inclusión del lobo en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas y la posterior redacción de un Plan de Recuperación de la especie en toda la Comunidad Autónoma Vasca, que fomente la compatibilidad de lobos con la ganadería mediante la adopción de sistemas de prevención (fomento de la creación y contratación de pastores profesionales, recogida nocturna del ganado, perros de guardia bien adiestrados, etc.). Cualquier control de la especie sólo podría efectuarse en el marco de dicho plan, siempre y cuando se acredite suficientemente que se hayan agotado los mecanismos de prevención de daños por parte de los ganaderos, algo que no sucede ahora.