Sobre comunicado “ETA AL PUEBLO VASCO”

Las organizaciones políticas abajo firmantes, con la cautela de conocer los próximos pasos que den, valoramos positivamente algunos aspectos del comunicado de ETA sobre el reconocimiento de daño causado y su esfuerzo por entender por qué a algunas nos parece injusto el daño que han causado. Después de tantos años conviviendo con el terror y con el dolor, es positivo que se hayan dado pasos que en otras épocas parecían impensables.

Por fin ETA reconoce que nada de esto debió suceder, que el sufrimiento fue desmedido y la necesidad de que todos los victimarios asuman su responsabilidad en el daño causado. Sin embargo, debemos recordar que no hay jerarquías o grados de víctimas. Porque no hay nada que ninguna hiciera que justifique su asesinato o el dolor que se las ocasionó. No hay víctimas que lo merecieran más o menos que otras… hay simplemente víctimas y su sufrimiento no sólo fue injusto, fue injustificado. Todas las víctimas de vulneración de derechos humanos, absolutamente todas, merecen verdad, justicia y reparación y como sociedad merecemos tener garantías de no repetición.

Es por ello que nuestro primer pensamiento es para las víctimas del terrorismo y de cualquier forma de violencia de motivación política. En su diversidad, en su pluralidad, desde el respeto profundo a todas y cada una de ellas, las organizaciones políticas abajo firmantes queremos transmitirles nuestro apoyo y reconocimiento.

La sociedad vasca y navarra viven como un alivio el paso dado por ETA, pero lejos de conformarnos, invitamos a seguir dando más pasos en esta dirección de reconocer lo injustificable de cualquier vulneración de derechos humanos. Nada de esto debió suceder. Su disolución llega tarde. Décadas tarde.

La sociedad hace tiempo que manifestó su rechazo más profundo a su actividad. ETA es pasado. La pregunta que hoy nos recorre es, para qué tanto padecimiento inútil. La violencia de ETA no ha logrado nada más que generar sufrimiento. Después de tantos años, de tanto dolor, la inutilidad de la violencia es clara y evidente y esa es una lección que la sociedad no puede olvidar nunca: jamás se debe utilizar la violencia para obtener objetivos políticos. No es ético tratar de eliminar físicamente al adversario político.

Asimismo, echamos en falta un esfuerzo por esclarecer la verdad y el pasado. ETA debe de dar pasos para que se conozca la verdad de aquellos hechos que necesitan esclarecerse. Es un paso imprescindible para las familias de las víctimas y una condición clara de los principios en los que se basa la justicia transicional: verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.

Las organizaciones políticas abajo firmantes reiteramos, como siempre hemos hecho, el rechazo a todo tipo de violencia y mostramos nuestro compromiso con la verdad, con la justicia, con la memoria y con la reparación, incluyendo las garantías de no repetición, y apoyaremos cuantas iniciativas políticas vayan en la línea de esclarecer lo sucedido, reparar a las víctimas y mantener su recuerdo porque debemos avanzar hacia una sociedad donde los derechos humanos sean la base de la convivencia.

Pedimos al resto de formaciones políticas que en este momento, y de cara al futuro, mostremos unidad y trabajemos juntas a fin de superar las consecuencias de la violencia en todos los ámbitos. Debemos avanzar en la memoria y la convivencia, así como en la política penitenciaria y el reconocimiento y esclarecimiento de todas las vulneraciones de derechos humanos acontecidas desde una perspectiva de respeto a las víctimas.

Por último y no menos importante, no queremos dejar pasar la ocasión de recordar que es urgente un cambio en las políticas de excepcionalidad penitenciaria, el acercamiento de presos y presas, la progresión de los grados y la libertad de aquellos gravemente enfermos, tal y como dictamina la ley. Esta política penitenciaria vengativa no era aceptable cuando ETA asesinaba y no lo es hoy cuando parece que nos acercamos hacia su disolución definitiva.