- Este enfoque urbanístico comenzó con la renovación de la plaza de la Virgen Blanca en 2008, pero en el contexto climático que vivimos, es perjudicial ya que intensifica el efecto isla de calor urbana, amenaza la biodiversidad y rompe el ciclo del agua
- Elkarrekin pide que las nuevas actuaciones apliquen las medidas de adaptación generales para municipio al cambio climático, recogidas en la Evaluación de la vulnerabilidad y riesgo de los municipios vascos ante el cambio climático del Gobierno Vasco – IHOBE.
Elkarrekin defenderá una moción en el próximo pleno para que la renovación del espacio público evite la propagación de espacios diáfanos basados en el hormigón y el granito, una moda que se ha potenciado hasta la fecha en la mayoría de actuaciones de la ciudad. El objetivo que busca Elkarrekin: renovar el espacio público bajo los principios de adaptación al cambio climático de los ámbitos urbanos (más superficie verde y permeable para crear zonas de refresco ante olas de calor).
A partir de la década de los 2000, en muchas ciudades europeas se consolidó una renovación del espacio público que consistía en la eliminación de elementos vegetales (arbolado, setos, jardines) así como de mobiliario urbano anclado sobre el suelo (papeleras, farolas, bancos…) para crear espacios diáfanos pavimentados por adoquines de hormigón y/o bloques de granito. Esta modalidad se aplicó, prácticamente en primer lugar, en la remodelación de la plaza de la Virgen Blanca de Vitoria-Gasteiz en 2008. Junto con la propia plaza han sido numerosas las actuaciones que se han dado en este sentido: la reforma del eje Sancho El Sabio – calle Gorbea – calle Ricardo Buesa, la plaza de Santa María, la plaza de Santa Bárbara – calle Postas, la reforma de la cuesta de San Francisco y el portal del Rey, la plaza del Hospital, la reforma de la calle Médico Tornay, el entorno de la calle Florida – avenida de Ntra. Sra. de Estíbaliz – puente de Las Trianas asociadas al trazado del tranvía. Cada una con sus peculiaridades, el resultado ha sido la creación de este tipo de espacios diáfanos pavimentados.
Sin embargo, actualmente se pone en cuestión que sea el diseño más adecuado para la remodelación del espacio público. Este tipo de estructuras fomenta el efecto isla de calor urbana -una de las principales consecuencias en nuestra ciudad del aumento de temperatura media global producido por el cambio climático será el incremento de la temperatura en el área urbana como consecuencia del efecto isla de calor. Este efecto está íntimamente ligado a los materiales que se utilizan para construir en las ciudades (asfalto, cemento, etc.). Por la noche estos materiales se desprenden muy lentamente de calor que captan durante el día, lo que aumenta las temperaturas nocturnas. Algo que no sucede en las áreas más rurales que rodean las ciudades, donde abunda la tierra que tiene la capacidad de perder el calor más rápidamente-.
Este diseño también supone la pérdida de biodiversidad urbana y servicios ecosistémicos asociados a la misma. La supresión del arbolado, demás vegetación y jardines provoca discontinuos en la trama verde urbana, lo que dificulta enormemente que el sistema de infraestructura verde alcance la funcionalidad que necesita. La pérdida de biodiversidad es, junto al cambio climático, otra de las grandes emergencias a las que nos enfrentamos en este siglo y, por tanto, todas las actuaciones en el espacio público deben considerar su conservación y restauración.
Un tercer impacto está relacionado con el ciclo del agua: pérdida de permeabilidad del suelo, desabastecimiento de acuíferos y generación de escorrentías superficiales. Los suelos permeables permiten la oxigenación y transpiración del agua en épocas de calor amortiguando así las altas temperaturas. Mantener el suelo es mantener la biodiversidad. El suelo juega un papel clave en la filtración de agua hacia el acuífero, evitando así las escorrentías superficiales que provocan que el agua de lluvia llegue al saneamiento urbano con la consecuente pérdida de eficacia del proceso de depuración de aguas.
Por todo ello, Elkarrekin considera que hay que hacer una profunda reflexión acerca de este modelo de intervención en el espacio público y plantear alternativas mejor adaptadas a la situación actual. Dentro de las medidas de adaptación generales para municipio al cambio climático, recogidas en la Evaluación de la vulnerabilidad y riesgo de los municipios vascos ante el cambio climático del Gobierno Vasco – IHOBE, figuran, entre otras:
- Incrementar la superficie verde y permeable de plazas, espacios y edificios públicos del municipio.
- Crear una red de conectividad ecológica local para mantener la biodiversidad en el ecosistema urbano.
- Identificar, adaptar y mantener zonas urbanas de refresco como recurso para la población vulnerable en episodios de olas de calor (plazas y paseos con sombra, fuentes, etc.).