El motor del cambio para trasformar la sociedad son las iniciativas ciudadanas, contando, por supuesto, con el respaldo indispensable de las administraciones. Esta y otras conclusiones son fruto del ejercicio de reflexión colectiva desarrollado el pasado 8 de mayo en Vitoria-Gasteiz, en la jornada “Transformando la sociedad desde la ciudad común».
El encuentro, organizado por la Fundación EQUO y la Fundación Verde Europea (GEF), con la colaboración de EQUO Berdeak e Irabazi, se ha celebrado en el Palacio de Congresos Europa y estaba englobado en el Foro Nesi Clima.
La cooperación entre las administraciones y una ciudadanía activa son claves para avanzar en una gobernanza participativa. Estos cambios que parten desde abajo, deben ser apoyados y/o facilitados por las administraciones locales para fructificar y no causar tensiones sociales. Se trata de una forma de relación novedosa entre el dominio público y el dominio común que rompe inercias establecidas.
En aquellos municipios que cuentan con gobiernos progresistas se están llevando experiencias muy exitosas. De la mano de representantes de ayuntamientos de Gante, Madrid y Barcelona se han dado a conocer estas iniciativas en la jornada celebrada en Vitoria. Durante la mesa redonda destinada a las instituciones locales, Reyes Montiel, directora de gabinete del Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid ha insitido en la idea de que las ciudades ahora mismo son oportunidades, los escenarios más propicios par el cambio. «Necesitamos cambiar el concepto de lo público -lo que hace la administración- frente al concepto de lo colectivo, aquello en lo que debemos interactuar e implicarnos todas». Montiel ha expuesto como ejemplo el nuevo plan de residuos del Ayuntamiento de Madrid, cuya “principal innovación es la transparencia en un servicio que suele ser tremendamente opaco».
Por su parte, el director de Planificación e Innovación del Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Barcelona, Lluis Torrens, ha explicado cómo se abordan en la ciudad condal las políticas urbanas contra la pobreza destinadas a los y las residentes o zonas o barrios más desfavorecidos y degradados. Se ha detenido en el Proyecto B-MINCOME del que se benefician 1.000 familias escogidas en diez barrios de Barcelona de entre los 15 más pobres. Cuenta con cuatro líneas: plan de formación y ocupación en proyectos de coproducción, formación y promoción de la economía social, ayudas a la vivienda para poder rehabilitar y alquilar habitaciones, y un programa de participación en redes comunitarias.
Algunas de las iniciativas ciudadanas desarrolladas en Gante también han protagonismo durante la mesa redonda. Dirk Holemans, concejal y miembro de la Junta de la Fundación Verde Europa, ha mencionado como ejemplos desde una plataforma para compartir coches eléctricos, hasta una cooperativa energética. El concejal verde ha reiterado en que “la política clásica de arriba hacia abajo ya no funciona, ahora hay una relación más horizontal».
En la mesa redonda dedicada a las iniciativas auspiciadas desde la ciudadanía, el nacimiento y evolución de las cooperativas energéticas, culturales y vecinales ha vertebrado las exposiciones. Iñaki Alonso, vicepresidente de la Cooperativa Teatro del Barrio, ha relatado cómo se engendró esta iniciativa y las claves para mantenerla viva con el propóstico de hacer política desde el teatro y con el modelo cooperativo de base. “La alegría y diversión son puntos importantes de cualquier modelo asambleario, que desgasta mucho y ha de renovarse, dar con relevos”.
De la misma opinión es Susana Cantero, una de las impulsoras de la asociación Zabalortu , los huertos urbanos ubicados en el barrio de Zabalgana de Vitoria, que surgieron de manos de un movimiento ciudadano y con la implicación tambien municipal. “No se trata solo de tener tu huerto y producir tus alimentos. Se valora y mucho el espacio vecinal de encuentro creado”, ha remarcado Cantero.
Erika Martínez ha recordado los comienzos de la cooperativa energética Goiener, con treinta personas en sus inicios y ahora más de 5.000 socias. «Nuestra experiencia sobre la relación institucional: primero se nos acercaban por curiosidad o suspicacia. Ahora nos van considerando un agente serio, cercano y de confianza en el sector energético, sobre todo a nivel local», ha resaltado Martínez.
Estas iniciativas están avanzando hacia un modelo de ciudad transformadora que puede ser la palanca de cambio hacia sociedades más justas y ecológicas.