La deuda ecológica con el vecindario de Angiozar en Bergara, afectado por las obras del TAV, al Parlamento

 

  • “Es el momento de que el Gobierno Vasco se comprometa con el valle y apoye sus demandas ante el Ministerio de Fomento”, ha exigido el parlamentario de EQUO Berdeak en Elkarrekin Podemos, José Ramón Becerra

 

EQUO Berdeak reclama al Gobierno Vasco compensaciones para el vecindario de Angiozar, Bergara, afectado por las obras del Tren de Alta Velocidad. La construcción y posterior entrada en funcionamiento del llamado Nudo de Bergara, el centro neurálgico de la Y vasca, en el que confluyen los ramales que unirán San Sebastián, Bilbao y Vitoria, genera una deuda ecológica con las y los vecinos de la zona dada la importante afectación al valle.

Ya en enero, los habitantes de Angiozar trasladaron al Departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras varias peticiones dirigidas a paliar el impacto ambiental y social de las obras del tren de alta velocidad. El colectivo afectado propone que se aprovechen las obras de ese cruce ferroviario para remodelar al mismo tiempo varios puntos de la zona y mejorar así las comunicaciones en el entorno. Las aportaciones al proyecto de construcción pasan por, una vez finalizada la obra, convertir las vías de servicio creadas en bidegorris o en vías verdes naturales; levantar zonas de esparcimiento público; remodelar la carretera Angiozar-Bergara y recuperar del molino ubicado a la salida del túnel, de su presa, y sus canales para conservar su valor cultural y fomentar después su uso turístico.

En el Pleno de Control celebrado este viernes 23 de marzo, el parlamentario de EQUO Berdeak en Elkarrekin Podemos, José Ramón Becerra, que mantuvo en enero un encuentro con el colectivo de Angiozar, ha interpelado a la consejera Arantxa Tapia sobre este asunto. Ha preguntado si el Gobierno Vasco va a defender ante ADIF y el Ministerio de Fomento las peticiones de los vecinos y vecinas del valle guipuzcoano.  “El valle de Angiozar soporta dos vertederos, dos líneas de alta tensión, un gasoducto, una autovía y un tren de alta velocidad. El mundo rural paga el precio del bienestar que disfrutan las ciudades. Es el momento de que el Gobierno se comprometa con el valle y apoye sus demandas ante el Ministerio de Fomento, para saldar la deuda social y ambiental que Euskadi y Gipuzkoa han contraído con sus habitantes”