Agua barata, ¿hasta cuándo?

Día Internacional del agua

De las muchas cosas que necesitamos para sobrevivir, sin duda, el agua, es probablemente la sustancia química más necesaria para el ser humano.

Pero el agua también es un elemento esencial para el clima. Las grandes masas de agua (océanos, ríos y lagos) son enormes acumuladores de calor y con su inercia térmica contribuyen drásticamente a regular el clima y la temperatura, amortiguando los extremos y suavizando el clima.

Las corrientes de agua oceánica redistribuyen el calor solar por el planeta (que, sin ellas, tendría contrastes de temperatura mucho más acusados, como los que hay, por ejemplo, en Marte, con mínimas de -20°C y máximas de -80°C en la misma zona).

A pesar de que el 71% de la superficie del planeta está cubierta de agua, apenas un 2,5% de ese total, es agua dulce (no salada) y de ella, sólo un 30% (es decir, menos del 0,8% del total) es directamente aprovechable por el ser humano. Para hacernos una idea de la proporción, si cogemos el agua de una botella de 1,5L solo sería directamente aprovechable 12 ml, es decir, dos tapones (6 ml por tapón).

Se estima que de este exiguo 0,8%, aproximadamente el 70% es usado para agricultura (8,4 ml), la industria absorbe una media del 20% del consumo mundial (2,4 ml) y el consumo doméstico absorbe el 10% restante (1,2 ml).

Una de las propiedades físicas del agua es que tiende de forma espontánea a acumular sustancias disueltas y en suspensión. La mayor parte de las sustancias contaminantes acaban de una u otra forma en el agua y, gracias a ella, se acaban extendiendo por el medio y alcanzan la cadena trófica.

Esto implica que conseguir agua limpia a partir de agua sucia requiere esfuerzo y un consumo de energía. Vamos a hacer unos números para hacernos una idea de cuánta energía estamos hablando:

El ciclo completo del agua en un entorno urbano (captación, depuración y tratamiento para el consumo, depuración de agua residual y vertido) supone el consumo de entre 3 y 6 kWh por m3 tratado, dependiendo de la calidad del agua captada, el tipo de tratamiento, la distancia…etc.

Teniendo en cuenta que el consumo anual de España (45 millones de habitantes) es de 3.393 millones de m3 (Datos INE 2010, quitando el uso en agricultura que fueron 16.118 millones de m3), es fácil hacerse una idea del coste energético que esto supone. Entre 10.179 GWh y 20.358 GWh al año. El consumo eléctrico en 2010 fue de 277.996 GWh (Datos Ministerio Industria). Esto significa que entre un 3,66% y 7,32% de ese consumo se usó para obtener agua potable. Para que nos hagamos una idea, si el consumo medio de electricidad por hogar y año es alrededor de 3.500Kwh al año (Datos IDAE), la energía necesaria para poder tener agua potable en nuestra sociedad equivale al consumo eléctrico anual de entre 3 y 6 millones de familias (entre 7,5 y 15 millones de personas).

Y este consumo nos llevará a replantearnos muchos usos que hacemos hoy en día de ese agua potable que tanta energía nos cuesta conseguir. Vamos a poner unos ejemplos:

● Puede que gran parte de esa agua se use para regar plantas o césped, o para el inodoro… con lo cual está evidentemente sobre-tratada.

Se calcula que en los países desarrollados un tercio del consumo doméstico de agua se emplea en los inodoros. Implementar un doble circuito de agua (separar el agua potable de la sanitaria, que tiene requerimientos mucho menos exigentes) y clasificar aguas residuales según su fuente, para reaprovecharlas (algo mucho más sencillo si no contienen sustancias venenosas como metales pesados) son vías que aún están en pañales pero  deberían ver un desarrollo notable en los próximos años.

Usamos agua de calidad “potable” para usos que no requieren esa calidad”

Muchos productos de la vida diaria, esconden detrás de su proceso de obtención enormes consumos de agua:

http://www.elmundo.es/mundodinero/2008/03/19/economia/1205922088.html

Para fabricar una taza de café son necesarios 140 litros de agua (para el cultivo, producción y empaquetado de los granos de café). Para obtener un trozo de queso de 500gr. serían necesarios unos 2.500 litros de este recurso; para un litro de leche, más de 3.000; para un kilo de carne de res, más de 10.000

En el menú diario, un consumidor emplea entre 2.000 y 5.000 litros de ‘agua virtual’”

● El incremento de la población y del consumo per cápita obliga también al uso de acuíferos de peor calidad, o incluso al reaprovechamiento de aguas residuales. Por ejemplo, en las áreas secas, donde el agua se toma de ríos y embalses con alta DBO (demanda biológica de oxígeno, que es la cantidad de oxígeno consumida por bacterias aerobias para degradar toda la materia orgánica presente. A mayor DBO, mayor contaminación por materia orgánica) el tratamiento agresivo con cloro incrementa la presencia de los peligrosos trihalometanos (THM), muchos de los cuales son tóxicos o carcinogénicos.

Bangladesh, uno de los países con mayor densidad de población del planeta tiene un serio problema con sus acuíferos, que están contaminados con arsénico:

http://www.madrimasd.org/blogs/remtavares/2010/06/24/131473

● El agua fósil (acuíferos subterráneos, depósitos naturales de agua a gran profundidad, generados lentamente a lo largo de millones de años) está en peligro en muchos sitios, debido a la sobreexplotación. El gran acuífero de Ogallala, en el centrooeste de EEUU, se ha reducido a menos de la mitad en los últimos 50 años. Las consecuencias sobre la población y la agricultura de la región son incalculables.

http://cienciadebolsillo.com/geologia/ogallala-el-final-de-un-mar-subterraneo/gmx-niv40-con280.htm

Todos estos factores, conducen invariablemente a una mayor escasez de agua de calidad, y un mayor esfuerzo energético para obtenerla.

Teniendo en cuenta que estamos asistiendo al final de la era de la energía barata, es fácil deducir que en paralelo veremos el final de la era del agua barata. Todo esto debería hacernos pensar hasta qué punto es un bien preciado.

Artículo basado en un post de Luis Cosin en el blog “The Oil Crash”.

Alex Lopez, EQUO Gipuzkoa