Alcalde y diputado, Javier Maroto puede con todo

Artículo publicado originalmente en Mi patria en mis zapatos

Javier MarotoPues esa es la noticia de la vuelta al cole: nuestro alcalde quiere ir como número dos por Araba-Álava en las listas del Partido Popular al Parlamento Vasco. Y lo va a hacer para defender a Vitoria (de la ciudadanía gasteiztarra no ha dicho nada) ante el “histórico ninguneo” del que ha sido víctima por parte del Gobierno Vasco, según él mismo ha expresado en Twitter. https://twitter.com/JavierMaroto/status/244731844132757504 Parece que a la ciudadanía, la última ocurrencia del alcalde no le hace mucha gracia. Según una encuesta de El Correo, la mayoría de los participantes prefiere que Maroto no se presente y que siga siendo, exclusivamente, alcalde de nuestra ciudad. Y es que lo que le pide la ciudadanía lo que quiere es que defienda a Vitoria desde su actual puesto, que bastante trabajo debe costar y que se deje de pluriempleos que poco nos van a aportar. Si lo que quiere es que no se ningunee a Vitoria-Gasteiz desde ninguna institución, lo que tiene que hacer es trabajar duro desde su puesto y no aspirar a acumular cargos que le roben tiempo en esa labor. Da la sensación de que un político que aspira a acumular puestos solo busca medrar en la estructura de su partido para acabar en la élite nacional. Quizá sienta envidia cada vez que ve a su predecesor ejercer de portavoz del grupo popular en el Congreso en Madrid.  En una época en que se cuestiona a la clase política y a los partidos tradicionales, decisiones como estas no son bien percibidas por una ciudadanía que cada vez está más indignada. Y eso aunque anuncie que va a renunciar a su sueldo. Ante este tipo de noticias, algunos nos alegramos de apostar por nuevas formas de entender la política. En un proyecto como EQUO, la democracia interna de la formación evita que nadie aspire a acumular cargos y tenemos claro que se puede trabajar por cualquier idea desde cualquier cargo. Pero los viejos partidos son diferentes. Los valores y las prioridades cambian. Y por eso es el momento de cambiar, de apostar por lo nuevo, de dejar que se ventile el Parlamento Vasco, de llevar por fin la voz de la ciudadanía a las instituciones y de superar de una vez por todas los viejos debates que no solucionan ningún problema real.